El CBCL puede utilizarse en varias etapas para evaluar el funcionamiento emocional, conductual y social de un niño. Suele administrarse cuando existen preocupaciones sobre el comportamiento o el desarrollo de un niño o como parte de una evaluación exhaustiva de afecciones como el TDAH, la ansiedad o la depresión. Las reevaluaciones periódicas también pueden hacer un seguimiento del progreso del niño y de su respuesta a las intervenciones.











