Basándose en los síntomas clínicos y en otras pruebas, esta prueba se solicita cuando un profesional de la salud sospecha que existe un trastorno tiroideo autoinmune, como la tiroiditis de Hashimoto o la enfermedad de Graves. También puede utilizarse para el seguimiento rutinario de la salud tiroidea, especialmente en pacientes con antecedentes familiares de trastornos tiroideos.











